Las inversiones verdes o sostenibles buscan alinear tus objetivos financieros con el cuidado del medio ambiente y la responsabilidad social. En una nueva nota de Saber Suma, te explicamos qué son, cómo se clasifican y qué criterios ESG debes considerar para identificar verdaderas oportunidades.
El mundo de las inversiones está experimentando una transformación importante, y las inversiones verdes se han convertido en una alternativa clave para quienes desean obtener rendimientos financieros mientras contribuyen a un futuro sostenible. Este instrumento, también conocido como Inversiones Sostenibles y Responsables (ISR), cuenta con el 25,5% de los Activos Bajo Gestión (AUM) totales de la industria en Chile, es decir, una valorización de US $9.439 millones en total, según informa la Guía de Inversión Sostenible de la ACAFI.
Entre las funciones principales se encuentra la redirección de fondos hacia proyectos y empresas comprometidas con la protección ambiental, la equidad social y la buena gobernanza. A través de criterios ESG—ambientales, sociales y de gobernanza—los inversionistas pueden evaluar el impacto y la sostenibilidad de sus activos, asegurándose de que sus recursos realmente se destinen a generar un cambio positivo.
Las inversiones verdes son aquellas que se centran en apoyar iniciativas y empresas que cumplen con altos estándares en materia ambiental, social y de gobierno corporativo. Esto implica destinar capital a proyectos que promueven la transición hacia energías limpias, una gestión responsable de los recursos naturales y la mitigación del cambio climático. En otras palabras, estas inversiones buscan generar beneficios financieros, pero también aportar a la conservación del medio ambiente y al bienestar social. Sin embargo, es fundamental diferenciar entre verdaderas inversiones sostenibles y aquellas que simulan un compromiso ambiental—lo que se conoce como greenwashing.
Los criterios ESG son un conjunto de parámetros que evalúan el desempeño de una empresa o proyecto en tres áreas principales:
Una inversión que se anuncia como “verde” debe cumplir con estos criterios, evidenciando una estrategia clara hacia una economía descarbonizada y sostenible, alineada con los objetivos del Acuerdo de París. Así, los inversionistas pueden asegurarse de que sus fondos se destinen a proyectos que realmente tienen un impacto positivo.
El mercado ofrece diversas alternativas para invertir de forma sostenible. Entre ellas se destacan las directas, que son proyectos con impacto ambiental medible, como parques eólicos o agricultura regenerativa, y las indirectas, empresas que, aunque no sean 100% ecológicas, tienen líneas de negocio sostenibles (ej: una minera que invierte en hidrógeno verde).
Entre ambas opciones existen diversos instrumentos financieros:
Cada uno de estos instrumentos tiene sus características, y la elección dependerá del perfil del inversionista, su tolerancia al riesgo y el horizonte de inversión. Es esencial analizar en detalle la política de inversión de cada producto para asegurarse de que cumpla con los estándares sostenibles anunciados.
Las inversiones verdes representan una oportunidad única para alinear tus objetivos financieros con el compromiso ambiental y social. Conocer los criterios ESG, los distintos instrumentos disponibles y cómo identificarlos es fundamental para tomar decisiones informadas.