Nuevos modelos de negocios para un nuevo futuro

Ángel Gurría
oct 5, 2021

"Las alianzas público-privadas son esenciales para una recuperación sólida e inclusiva y para abordar los retos interrelacionados que enfrentamos".

CIUDAD DE MÉXICOEl COVID-19 ha agudizado el foco en muchos desafíos con los cuales el mundo ha venido lidiando desde hace mucho tiempo, entre ellos la creciente desigualdad, el acceso insuficiente a una atención médica y a una educación adecuadas y el cambio climático. Mucho antes de la pandemia, la gente había empezado a formular preguntas difíciles sobre la globalización y el progreso tecnológico. A pesar de toda la generación de riqueza y la reducción de la pobreza global en las últimas décadas, la oportunidad económica no ha dejado de ser esquiva para mucha gente, más allá de sus habilidades. La fractura resultante de la sociedad plantea una amenaza grave para la salud de largo plazo de las empresas, de los ciudadanos y de las economías.

Para muchos, la pandemia parece un momento decisivo en la confección de políticas a nivel global. Es una chance rara para pensar en grande. En la crisis reside una oportunidad de sentar nuevos cimientos para una economía más sustentable, resiliente e inclusiva. ¿Pero cómo sería una economía –y una sociedad resiliente- de esas características? ¿Qué principios deberían guiar las decisiones difíciles que debemos tomar? ¿Cómo garantizamos que todos brinden su apoyo?

Negocios para el Crecimiento Inclusivo (B4IG), una alianza estratégica entre la OCDE y 35 compañías globales de relevancia, es una iniciativa importante que intenta cambiar la manera en que se hacen negocios. Fundada en 2019 en la Cumbre de Líderes del G7, reúne a entidades del sector privado y público en respaldo del desarrollo de modelos de negocios más inclusivos, que a su vez sean los componentes básicos de un modelo económico de largo plazo más sustentable.

En este sentido, inclusión se refiere a ofrecer un acceso más equitativo a buenos empleos y oportunidades de formación. Significa comprometerse con la diversidad, el equilibrio de género y los derechos humanos. Estos compromisos pueden generar una mayor confianza y participación frente a empleadores, clientes y otras partes interesadas, y derivar en una mayor creación de valor a largo plazo.

Una de las principales prioridades para B4IG es repensar de qué manera se mide el desempeño de una compañía. Junto con el Centro de Bienestar, Inclusión, Sustentabilidad e Igualdad de Oportunidades (WISE) de la OCDE, la coalición está explorando cómo se pueden incorporar indicadores de desempeño no financiero –como el bienestar de las partes interesadas y las huellas ambientales- en los modelos de negocios. Estos indicadores afectan todo desde la vivienda y la salud hasta el conocimiento y las habilidades, e incumben no sólo a los empleados y consumidores, sino también a los proveedores y a la sociedad.

El rápido crecimiento de las finanzas sustentables en los últimos años da fe del esfuerzo más amplio por ir más allá de las puras métricas financieras y el PIB. Más de 30 billones de dólares de activos a nivel mundial hoy cumplen con cierto nivel de criterios ambientales, sociales y de gobernanza, lo que representa un aumento de más del 30% respecto de 2016. El alza de la inversión impulsada por ESG subraya el papel vital que deben representar las finanzas en la incorporación de métricas no financieras en la asignación de capital en la economía global. Así es como, por ejemplo, el costo de capital de un prestatario corporativo se puede asociar a su éxito a la hora de reducir las emisiones de carbono o cumplir con los objetivos de diversidad.

Las alianzas público-privadas son esenciales para una recuperación sólida e inclusiva y para abordar los retos interrelacionados que enfrentamos. Los problemas globales de hoy exigen un pensamiento renovado sobre los roles de las empresas, de los gobiernos y de la sociedad civil, y sobre cómo pueden funcionar mejor juntos.

No basta con que los gobiernos simplemente arbitren el mercado o “se mantengan al margen”. Es necesario que los gobiernos formulen y creen mercados, incentivando y protegiendo ciertas inversiones, y generando un respaldo selectivo y marcos regulatorios. La innovación del sector privado en tecnología, atención médica y otros sectores muchas veces podría no haber sucedido sin un respaldo público. Hay que agradecer a los gobiernos por la investigación básica que condujo a Internet, a la energía limpia y a las vacunas.

Manejar las transiciones verde y digital –incluida la tendencia hacia una mayor automatización en reemplazo de la mano de obra- requerirá un vasto esfuerzo para volver a capacitar a los trabajadores y mejorar sus habilidades. En la Unión Europea, el 75% de las empresas con más de diez empleados ya ofrecen, y financian en parte, capacitación a sus trabajadores. Pero más empresas y gobiernos deben seguir el ejemplo ampliando el acceso a capacitación para quienes más lo necesiten, particularmente adultos con bajas capacidades elementales y con bajos ingresos.

Los empleadores, por otro lado, tienen un rol crucial que desempeñar a la hora de garantizar una efectividad máxima en todos nuestros sistemas educativos y de capacitación. Los gobiernos y empleadores tienen que unirse para ayudar a los estudiantes a sacar provecho del aprendizaje basado en el trabajo –por ejemplo, creando acuerdos más flexibles y desarrollando alianzas con escuelas de negocios locales.

Los empleadores también deben participar más activamente en la orientación profesional para preparar a los jóvenes de hoy para el mundo del trabajo. Y las empresas deben hacer lo suyo en cuanto a abordar la desigualdad de género ofreciendo licencias por paternidad y atención infantil pagas, estableciendo reglas de transparencia salarial y divulgando anuncios de empleos no sesgados.

Sobre estos pilares podemos empezar a construir nuevos cimientos para una prosperidad económica de largo plazo más allá del COVID-19. La escala y el alcance de los desafíos que enfrentamos no tienen precedentes. Debemos discutirlos y resolverlos en foros globales como el Foro de París sobre la Paz. Muchos han adoptado el eslogan de “volver a construir mejor”. Pero no podemos resolver los problemas de hoy recurriendo a las soluciones del pasado. Necesitamos construir mejor para adelante.


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