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Otro Annus Horribilis para la Fed

Escrito por Mohamed A. El-Erian | Dec 23, 2022 12:31:14 PM

Un reconocimiento abierto y honesto de las dificultades y errores que han cometido durante los últimos dos años, podría dar solidez a la efectividad, imagen y reputación de una institución que desempeña un papel crucial tanto para la economía estadounidense como para el sistema monetario internacional. 

En el aniversario 40 de su llegada al trono, la Reina Isabel II señaló que “1992 no es un año que en el futuro recuerde con mucho placer. En palabras de uno de mis más fervorosos periodistas, acabó siendo un annus horribilis”. El ya famoso discurso de la fallecida monarca fue dado al terminar un año de incómodos acontecimientos para la Corona, como un incendio en el Palacio de Windsor, el término de dos de los matrimonios de sus hijos (al mes siguiente se haría pública una tercera separación real), y varias filtraciones.

El reconocimiento admirablemente abierto y honesto de estas dificultades la ayudaron a dar solidez a otras tres décadas de enorme respeto por la monarquía en su propio país y en el mundo. A medida que se acerca un nuevo año, la Reserva Federal de EE.UU., que busca salir de su segundo annus horribilis sucesivo, haría bien en seguir su ejemplo. Es la mejor oportunidad para vuelva a obtener credibilidad política, recupere su reputación y reduzca su vulnerabilidad ante interferencias políticas indebidas, todo lo cual será crucial para su efectividad y, por tanto, para el bienestar económico más amplio.

En los dos pasados años, la Fed se ha equivocado notablemente en su evaluación inflacionaria. Sus pronósticos han estado tan alejados del índice real que algunos de sus exfuncionarios los han desestimado pública y repetidamente… algo que se ve muy pocas veces. Como resultado, las autoridades se perdieron la oportunidad de adoptar medidas oportunas para contener los aumentos de precios que desde entonces han socavado el poder de compra de cada uno de nosotros, golpeando más brutalmente a los segmentos más vulnerables de la sociedad.

Peor todavía, incluso tras haber reconocido su error en noviembre de 2021, la Fed se equivocó de nuevo al no reaccionar con la rapidez suficiente. Hubo que esperar a marzo de 2022 para que inyectara liquidez a una economía cada vez más inflacionaria, y su primera alza ese mes fue de unos tímidos 25 puntos base.

Los economistas y los mercados están cada vez más preocupados porque esta serie de errores que se agravan a sí mismos prepare la escena para otro error de más calado. Ya que el mayor banco central del mundo se ha visto obligado a actuar en el ciclo de alzas más veloz y concentrado en décadas -y en momentos en que la economía ya está bajando su ritmo-, existe una creciente inquietud de que sus medidas inclinen a la economía estadounidense hacia una depresión innecesaria.

Tampoco el mal desempeño de la Fed se ha visto limitado a sus análisis o sus políticas: su comunicación ha dejado mucho que desear. En más de una ocasión en los últimos dos años, la Fed hizo desacertados e improvisados comentarios, como cuando sugirió en Julio que su tasa de interés ya estaba en un nivel neutro, comentario que pronto demostró ser profundamente ingenuo, llevando incluso al ex Secretario del Tesoro Lawrence H. Summers, a calificarlo de “analíticamente indefendible” e indicar la persistencia de “meras ilusiones”.

En sus últimas proyecciones y en la conferencia de prensa final del año, la Fed hizo hincapié en señalar a los mercados que probablemente su tasa de interés sería de un 5,1% a fines de 2023. Esta orientación hacia el futuro estuvo respaldada por 17 de los 19 funcionarios de la Fed, y sin embargo los mercados no lo reflejaron en sus precios. En lugar de ello, los mercados de futuros apuntan a una tasa de 4,4%, anticipando además que la Fed se verá obligada a recortar las tasas durante el año próximo, a pesar de todo lo que se ha dicho en sentido contrario.

Y están además los deslices éticos. A lo largo de estos dos últimos años, tres experimentados funcionarios de la Fed renunciaron tras darse a conocer informes de que participaron en prácticas cuestionables en bolsas de valores durante la pandemia, cuando las políticas de la Fed impulsaban masivamente los precios de las acciones. Entonces, un cuarto funcionario reconoció haber violado reglas de transacción y obligaciones de dar aviso, y un quinto funcionario sorprendió al aceptar dar un discurso en un evento fuera de los medios y solo con invitación organizado por un banco de gran tamaño.

Todos estos acontecimientos plantean dudas evidentes sobre la efectividad, la imagen y la reputación de una institución que desempeña -y debe desempeñar- un papel absolutamente crucial tanto para la economía estadounidense como para el sistema monetario internacional. No solo debilitan su autoridad, socavan los efectos de sus pronósticos y erosionan la eficacia de sus pautas para el futuro, sino que también la pueden volver vulnerable a interferencias externas, lo que podría amenazar más aún la autonomía operacional que necesita la Fed para cumplir su mandato.

Si miramos hacia el futuro, es improbable que la Fed haya hecho lo suficiente para compensar sus errores tempranos sobre la inflación que, si bien está cediendo y seguirá bajando, lo será al costo de daños indebidos a los medios de vida de las personas. Y tras haber permitido que la inflación quede incrustada en la estructura de la economía, existe el riesgo de que más adelante en 2023 se vuelva pegajosa y difícil de manejar en una tasa superior al objetivo del 2% de la Fed. Si eso ocurriera, la Fed tendrá que decidir entre opciones de políticas igual de incómodas, todas las cuales serán todavía más dolorosas para la sociedad si Estados Unidos cae en recesión.

Para enfrentar estos desafíos, la Fed deberá pasar página a los fallos que cometió en 2021-22. Su tarea ahora tiene un componente externo crucial, así como un componente interno igual de importante. Por eso, esta vital institución debería ver un ejemplo sobre cómo abordar estas situaciones en las notables declaraciones de la fallecida reina en el 30 aniversario de su entronización.