El ente rector dio inicio al esperado ciclo de reducción en la Tasa de Política Monetaria de la mano del mayor recorte desde 2009, con el que la tasa de interés llegó a 10,25%.
Tal como esperaba el mercado, la reunión de julio del Consejo del Banco Central dio el puntapié inicial a la desescalada en la tasa de interés, aunque por sobre la magnitud pronosticada.
Tras el encuentro de dos días, el Consejo decidió por unanimidad bajar en 100 puntos base la Tasa de Política Monetaria (TPM), con lo que la tasa rectora se ubicó en 10,25%, alejándose del 11,25% que mantuvo desde octubre de 2022.
De la mano del retroceso que ha mostrado la inflación durante los últimos meses, la entidad liderada por Rosanna Costa aplicó el primer recorte de la TPM en más de tres años, superando la baja de 75 puntos proyectada por la Encuesta de Operadores Financieros y la Encuesta de Expectativas Económicas.
"El Consejo ha iniciado el ciclo de reducción de la Tasa de Política Monetaria (TPM) fundado en la consolidación del proceso de convergencia inflacionaria", señaló el Banco Central en su comunicado al finalizar el encuentro. En esta misma línea, afirmó que "el escenario macroeconómico sigue siendo acorde con lo considerado en el IPoM de junio. En particular, el desempeño de la actividad y la demanda no muestra diferencias relevantes respecto de lo proyectado, aunque la inflación se redujo algo más rápido que lo previsto en el escenario central de dicho IPoM".
"El Consejo estima que, en el corto plazo, la TPM acumulará una reducción algo mayor a la considerada en el escenario central del IPoM, coherente con lo que indican las encuestas previas a esta Reunión", agregó, apuntando que la magnitud y temporalidad en la reducción de la tasa "tomará en cuenta la evolución del escenario macroeconómico y sus implicancias para la trayectoria de la inflación".
Sobre el plano externo, se refirió al descenso en la inflación, con sorpresas a la baja en un grupo amplio de economías, en donde se incluye Estados Unidos. Esto en paralelo al mayor apetito por riesgo mostrado por los mercados, la depreciación del dólar a nivel global, un aumento en las bolsas y una compresión de los premios por riesgo.
Pese a esto, señalaron que "los fundamentos siguen apuntando a la necesidad de una política monetaria restrictiva en las economías desarrolladas. Los principales bancos centrales han vuelto a subir sus tasas de referencia y han dado señales que sus políticas monetarias se mantendrán en terreno restrictivo por un tiempo prolongado". Así, el impulso externo que recibirá la economía local se mantendrá "acotado", con débiles perspectivas de crecimiento a nivel global tanto para 2023 como 2024.