Felipe Jaque, economista jefe de Grupo Security, analiza la incertidumbre y desafíos que trae consigo en los mercados financieros las elecciones en Estados Unidos. Columna publicada en Ex-Ante.
Luego del entusiasmo demócrata cuando emerge Kamala Harris, la que logra no solo recaudar más fondos que los republicanos, sino que también pasar a la delantera en las encuestas versus Trump, las predicciones han cerrado la brecha y nos encontramos en un virtual empate, donde hay que considerar además el margen de error. Las apuestas, en cambio, se han inclinado hacia Trump.
A solo horas de conocerse los resultados de las elecciones en Estados Unidos parece necesario revisar en qué punto se encuentran los mercados globales y locales hoy, en términos del escenario que podría haberse internalizado en las últimas semanas. Una vez definido, dentro de lo posible, ese lugar de partida, debiéramos esquematizar los posibles resultados que han acumulado las encuestas y apuestas para la elección de presidente y composición o sesgo de la Cámara de Representantes y del Senado, de la mano del ya clásico ejercicio de sentarse a ver a John King de CNN (o Fox News si lo prefieren) mientras dan cómputos en línea, extrapolan resultados a “boca de urna” y buscan ser los primeros en dar por ganador a uno u otro bando, llegando a los deseados 270 votos electorales que convierten a alguien en presidente de EE.UU.
Luego del entusiasmo demócrata cuando emerge Kamala Harris, la que logra no solo recaudar más fondos que los republicanos, sino que también pasar a la delantera en las encuestas versus Trump, las predicciones han cerrado la brecha y nos encontramos en un virtual empate, donde hay que considerar además el margen de error. Las apuestas, en cambio, se han inclinado hacia Trump.
Tasas de interés de largo plazo que han subido cerca de 50 puntos base el último mes, un dólar global que se ha apreciado 5% frente a las principales monedas, y expectativas de nuevos recortes de tasas por parte de la Reserva Federal que han perdido magnitud, indicarían que el triunfo de Trump se habría internalizado. Esto supone que su gobierno pondrá mayor presión sobre las cuentas fiscales (las tasas sufren), tendrá mayor tensión inflacionaria (un nuevo dolor de cabeza para la Reserva Federal), pero donde la economía y el mercado más atractivo resulta ser EE.UU. (un dólar fuerte). Otras lecturas complementarias, algunas anecdóticas, como el alza de las criptomonedas, la caída del peso mexicano, el alza de las acciones de DJT, la red social del candidato, apuntan hacia la misma dirección.
A nivel local, el tipo de cambio escaló a $960, la bolsa ha deshecho buena parte de la ganancia que acumuló hasta hace unas semanas y las tasas de interés de largo plazo han subido cerca de 50 puntos base.
Con todo esto, podríamos etiquetar el escenario como un triunfo de Trump con un Congreso divido. Cámara de Representantes demócrata y Senado republicano.
Se asigna una probabilidad importante al evento que los republicanos logren el control del Congreso. Bajo este escenario, las tensiones fiscales, la concreción de una política arancelaria más agresiva y de rápida implementación, políticas migratorias y tributarias más drásticas ganarían terreno. Así, el escenario se inclina hacia presiones inflacionarias que requerirían una política monetaria algo más restrictiva que lo internalizado por los mercados, ameritaría mayores premios por plazo para las tasas de interés de más largo plazo, y generaría mayores dolores de cabeza para las bolsas, monedas y renta fija en mercados emergentes.
Si bien se ha ido incorporando, tenderíamos a pensar que un escenario más sesgado hacia los republicanos no ha llegado del todo a los precios de activos.
En este escenario se daría una presión algo menor sobre las cuentas fiscales en el corto plazo, menores tensiones inflacionarias ligadas a aranceles y trabas al comercio, lo que daría espacio para que la política monetaria en EE.UU. siga una trayectoria de recortes más benigna (la que estaba internalizada previo a la fuerza que ha tomado Trump en las encuestas y, mayormente, las apuestas).
Este panorama resultaría ser más favorable para los activos de mercados emergentes y abriría la puerta para asumir cierto alivio en los tipos de Todas las Entradascambio, incluido el peso chileno, las tasas de interés, más las largas que las de corto plazo, claves para proyectos de inversión intensivos en capital, y un respiro para las bolsas.
En resumen, de lo ya incorporado en los mercados y en un eventual triunfo de Harris, lo que parece más adecuado es soportar el shock de las últimas semanas y esperar alguna reversión de las “malas noticias” que han recibido los mercados emergentes. ¿Puede darse un shock adicional a los activos locales? Muy probablemente, bajo un triunfo total de los republicanos, lo que, a riesgo de equivocarme, no sería el escenario con mayor probabilidad. Sin embargo, hasta donde entendemos, el escenario en que todo es azul, con triunfo de Harris y Congreso demócrata tiene una aún menor probabilidad. En unas pocas horas sabremos si eran tan improbables ambos extremos.