Durante el último trimestre del año el Producto Interno Bruto habría aumentado en 2,9% anualizado, de acuerdo a las estimaciones preliminares.
Aunque con un crecimiento muy inferior al registrado en 2021 (5,9%), Estados Unidos cierra así el año, con el 2,1% de crecimiento anual, habiendo olvidado el temor a una recesión tras los dos primeros trimestres de decrecimiento.
El gasto de los consumidores, que representa más de dos tercios de la actividad económica estadounidense, fue el principal motor del crecimiento, reflejando sobre todo un repunte del gasto en bienes a principios del trimestre. El gasto se ha visto respaldado por la resistencia del mercado laboral, así como por el exceso de ahorro acumulado durante la pandemia de COVID-19.
Por el lado contrario, se redujeron las inversiones fijas residenciales y las exportaciones, mientras que las importaciones también disminuyeron. Asimismo, la demanda de bienes manufacturados duraderos ha bajado con fuerza y algunos hogares, especialmente los de menores ingresos, han agotado sus ahorros. El gasto de las empresas también perdió impulso al finalizar el cuarto trimestre.