Según el Reporte de Bonos Verdes del Ministerio de Hacienda, en 2019, Chile se convirtió en el primer país del continente americano en emitir bonos verdes.
Un bono es dinero que las organizaciones (desde una empresa hasta el gobierno de un país) piden prestado para autofinanciarse. Los inversores, a cambio, reciben ganancias acordes a la tasa de interés, de manera periódica o al final del plazo que tiene la entidad para devolver el monto inicial.
Por esta razón, los bonos se describen como “deudas”, en las que cualquier persona puede involucrarse como prestamista (tenedor de bonos). Un bono verde funciona con la misma lógica, pero los fondos se destinan específicamente a proyectos responsables con el medio ambiente.Aun llegado a este punto, los bonos pueden ser un concepto difícil de digerir, pero se puede aterrizar al mundo cotidiano:
Pablo quiere implementar contenedores de reciclaje en las oficinas de su negocio. Ya que tiene un presupuesto limitado, decide colocar 2.000.000 de pesos en bonos ESG. Pablo sabe que está adquiriendo una deuda, pero también comprende que tiene más de un año para devolver este dinero. Está seguro de que ambas partes saldrán beneficiadas, puesto que no solo repondrá la totalidad del préstamo, sino que depositará un monto extra (el interés) en la cuenta(s) de la contraparte, por lo que el inversor(es) habrá generado más dinero del invertido.
Según el Reporte de Bonos Verdes del Ministerio de Hacienda, en 2019, Chile se convirtió en el primer país del continente americano en emitir bonos verdes, una herramienta cada vez más popular en el mundo financiero.