Un fuerte remezón en la banca local provocó la decisión del Banco Central (BC) de activar por primera vez el equerimiento de capital contracíclico (RCC). En una decisión unánime del Consejo liderado por Rosanna Costa, esta medida fuerza a los bancos del país a constituir unos US$1.500 millones en capital adicional.
De acuerdo a lo comunicado por el instituto emisor al cierre del martes, "el Consejo ha activado el RCC como una medida precautoria ante la mayor incertidumbre externo", explicando que, "si bien el escenario macroeconómico ha evolucionado en línea con lo previsto, ha aumentado el riesgo de ocurrencia de un shock externo severo. Aunque su porbabilidad es baja, su efecto negativo en la economía sería significativo. En dicha circunstancia, la liberación del RCC previamente constituido ayudará a mitigar los impactos respecto de la evolución del crédito a hogares y empresas".
Con esto, los bancos del país deberán constituir mayor capital por el 0,5% de los activos ponderados por riesgo, en el plazo de un año, lo que implicará mayores recursos US$1.548 millones, según estiman en la industria, dado que el Central no señaló una cifra concreta en su comunicado.
“El requerimiento consiste en la acumulación de un ‘colchón’ de capital para que esté disponible frente a escenarios de estrés severos. En ese caso, se libera este colchón y, con ese margen adicional, se mitigan los impactos negativos de una abrupta restricción de servicios esenciales, como la oferta de crédito”, dice el BC en un documento sobre preguntas y respuestas respecto a esta medida.
Según estableció la última reforma a la Ley General de Bancos, el capital contracíclico tiene una lógica preventiva, es decir, se activa cuando las condiciones financieras y la situación de los bancos lo permiten, por lo que se la considera una medida macroprudencial. El RCC , además, puede ser activado en un monto entre 0 y 2,5% de los activos ponderados por riesgo de cada institución bancaria.
Las razones del Central
Según la visión del instituto emisor, la decisión se toma en base a que el actual contexto externo presenta un “deterioro de las condiciones financieras desde fines del año pasado, lo que ha elevado la incertidumbre sobre su evolución futura. Los episodios de tensión bancaria de inicios de año dejaron de manifiesto debilidades de regulación, supervisión y gestión de riesgos en las entidades afectadas. Si bien la reacción de las autoridades ha contenido dichas turbulencias, persisten dudas en el mercado respecto del sistema financiero en las economías desarrolladas”.
En esa línea, el BC apuntó que en cuanto al crédito, en la Eurozona y EEUU, “se observan mayores restricciones en la oferta, con una demanda más debilitada en ambas jurisdicciones. Todo esto ocurre en un escenario donde la fuerte alza de la inflación llevó al término de un largo período de bajas tasas de interés y elevada liquidez. Los riesgos todavía presentes para la convergencia inflacionaria mantienen las dudas sobre por cuánto tiempo se extenderá el tono contractivo de la política monetaria en las principales economías”.
En su decisión, además, los cinco consejeros consideraron el actual nivel de capitalización de la industria, y “las holguras disponibles de la banca, el nivel de cargo de RCC y el plazo definido para enterarlo, su activación tendrá efectos acotados y transitorios en la evolución del crédito. Además, la implementación del RCC se enmarca en un contexto donde es necesario que todos los actores de la economía sigan recomponiendo sus capacidades para enfrentar posibles eventos adversos”.
Asimismo, para finalizar señalaron que “las pruebas de tensión del sistema bancario, que se presentan en el Informe de Estabilidad Financiera dan cuenta de la solvencia de la banca. Esta se encuentra con un nivel de provisiones y capital suficiente para enfrentar un escenario de tensión severo”.