El economista jefe de Grupo Security, Felipe Jaque, considera que “el Banco Central no acelerará el ritmo de recortes el próximo martes 31 de marzo al RPM, y bajará la tasa en 75 puntos bases”. Agrega que “tener una agenda clara en todos los frentes para reactivar la dinámica público-privada es clave”.
–Si bien el mercado espera que el Banco Central baje en 100 puntos base la TPM el 31 de enero, ¿creen que están las condiciones para esperar algo por sobre los 150 puntos?
-El mercado ha internalizado una trayectoria de tasas muy cercana al piso del corredor del último IPoM. Creemos que las opciones de 75 o 100 puntos para esta Reunión de Política Monetaria (RPM) serán las que tendrán mayor peso en la discusión. Vemos menores opciones de acelerar demasiado el ritmo, en particular, por las implicancias en el tipo de cambio. De los escenarios que ha planteado el Banco Central, en materia de recuperación de la actividad y una inflación que va convergiendo a la meta, vemos muy probable un recorte de 75 puntos base.
-El consejero Alberto Naudon aseguró que la TPM debería estar en torno a 4% a fines de año. ¿Está en la línea de lo que ustedes esperan?
-Nuestro escenario considera una Tasa de Política Monetaria cercana a 4,5% para el cierre del año, que se condice con una inflación de 3%, algo mayor a lo implícito en los mercados hoy, y una recuperación tenue de la economía. En esa línea, estaríamos cercanos a la tasa neutral, considerando dentro del análisis la comparación con los niveles de tasas que tiene la Reserva Federal en EE.UU., los que podrían sorprender algo al alza al mercado respecto de las expectativas de recortes actuales.
-¿Qué impacto tendría sobre el tipo de cambio una baja pronunciada de la tasa?
-Justamente es uno de los ingredientes a considerar en el ritmo de recortes a nivel local, lo que también debe ser contrastado con el ritmo en EE.UU. En caso de desacoples demasiado marcados del tipo de cambio respecto de sus pares emergentes y de la región, se generaría una nota de cautela para el Banco Central.
-¿Hay un retraso en materia de TPM hoy y cómo afecta en el crecimiento?
-No hablaría de retraso, pero sin duda la actividad ha debido pagar parte del ajuste que requirió la economía para volver de manera clara a niveles de inflación cercanos a la meta. Hay que recordar que a comienzos de 2023 había discusiones sobre la velocidad y magnitud con que debía comenzar a recortarse la tasa, lo que corrido el año perdió algo de validez. El escenario ha sufrido bastantes shocks y cada decisión hay que mirarla en su propio mérito.
-¿Qué impacto esperas en los sectores clave de la economía, como la inversión y el consumo, ante una posible reducción de la tasa de interés?
-Están todas las expectativas puestas en que una vez que las tasas reales de corto plazo converjan a niveles más cercanos al 2% a 3%, los sectores más complicados comiencen a tener un respiro. Hay que considerar que al mirar la liquidez que actualmente tienen las empresas a nivel agregado, se encuentra en niveles normalizados en términos históricos.
Pero un repunte de la actividad requerirá que se alivien las presiones sobre el financiamiento de corto plazo. El punto favorable es que los costos de financiamiento a mediano y largo plazo ya se encuentran en niveles más bajos desde hace un tiempo, aunque ahí son otros los factores de incertidumbre que juegan un rol mayor.
-¿Qué otros instrumentos o políticas podrían complementar una eventual reducción de la tasa de interés para impulsar la actividad económica en Chile?
-Los temas microeconómicos son los relevantes, como la permisología y también hay temas que afectan al mercado de capitales como la reforma de pensiones. Tener una agenda clara en todos los frentes para reactivar la dinámica público-privada es clave. Temas de más largo aliento van a seguir en la mesa, pero estos requieren una mirada que es menos alcanzable en el corto plazo, y sus impactos son en un horizonte mucho más largo.
-¿Cuáles son los riesgos que ve en el corto plazo para la economía chilena?
-El panorama externo, sin ser demasiado positivo, ha permitido términos de intercambio aún muy favorables, con un crecimiento global en rangos de 2,5 a 3% para este año. Pero los riesgos se mantienen. China no repunta, EE.UU. continúa desacoplado y ambos factores pueden afectar de manera importante la economía local por sus canales habituales, condiciones financieras y precios de materias primas.
-¿Sigue siendo la falta de consenso político un riesgo para la economía chilena?
-Una agenda que no avanza, que captura buena parte del tiempo de discusión y que no libera espacios para temas más urgentes de resolver, perjudican la inversión. Sin embargo, este es un factor que está internalizado en las expectativas y precios de activos financieros.
-Se comenzaron a conocer los resultados de las empresas en 2023, ¿podríamos ver una mejoría en 2024, o seguirán contenidas debido a la caída de los márgenes por el bajo crecimiento?
-Si revisamos muy a modo grueso los resultados del 2023, una buena parte de la caída en los resultados vino de los precios de materias primas y sectores ligados a la demanda interna. Para 2024, estimamos caídas mucho más acotadas en commodities y una recuperación muy marcada en el sector retail. En cierta forma, el fin del ajuste macro debiera aliviar el resultado de las compañías locales.