"El futuro del agua como una clase de activos significativa depende de la voluntad de los gobiernos".
NUEVA YORK– Hace apenas poco más de una década predije que el agua se convertiría en una clase de activos. Preví «una gigantesca expansión de inversiones en el sector hídrico, entre ellas, la producción de agua dulce y potable a partir de otras fuentes (desalinización y purificación), su almacenamiento, embarque y transporte«.
Esto produciría «Un mercado mundial integrado de agua potable en 25 o 30 años. Una vez que los mercados al contado del agua estén integrados, surgirán mercados de futuros y otros instrumentos financieros derivados basados en el agua —opciones de venta y compra, y permutas financieras— tanto en los mercados bursátiles como en operaciones extrabursátiles. Habrá diferentes grados y tipos de agua potable (de la misma forma en que actualmente tenemos petróleo crudo dulce liviano y petróleo agrio pesado)».
De hecho, creí que el agua se convertiría finalmente en «la clase de activos basados en producto básico físico más importante, eclipsando al petróleo, el cobre, los productos básicos agrícolas y los metales preciosos».
Diez años después, el futuro es hoy, aunque no exactamente el que yo esperaba.
En diciembre de 2020, el Chicago Mercantile Exchange Group creó el primer mercado de futuros de agua. Hoy se opera con futuros de agua en el sistema electrónico CME Globex, con liquidación en efectivo y un período máximo de contrato de dos años. Creo que esto es relativamente prematuro. Para que los mercados de futuros (y los de otros derivados, como las opciones de venta y compra) funcionen adecuadamente, el mercado al contado subyacente —en este caso, el mercado al contado de agua física o derechos sobre el agua— debe ser líquido y transparente.
El mercado de futuros del CME Group se basa en el índice Nasdaq Veles California Water, que sigue el precio en efectivo de los derechos del agua física según las transacciones de agua de superficie y de cuatro mercados de agua freática. Debido a que el aprovisionamiento local y regional de agua no suele estar conectado, y menos todavía completamente integrado, el mercado de contado subyacente al mercado de futuros está excesivamente segmentado y no representa un producto básico o activo único y homogéneo. Los mercados de contado de agua y derechos del agua en la actualidad, entonces, carecen de liquidez y transparencia suficientes como para sustentar un mercado de futuros útil en términos económicos y sociales.
De todas formas, hay esperanza. La integración regional y mundial del aprovisionamiento de agua física —y los mercados al contado asociados de agua y derechos sobre el agua— están logrando avances espectaculares. Dos de las situaciones en curso son notables: una es el Proyecto Greenland, creado y patrocinado por Thomas Schumann Capital en asociación con North Atlantic Research and Survey Ltd. Gracias a su Programa de Gestión de Témpanos y Extracción de Agua, los témpanos adecuados que flotan libremente en el Atlántico Norte y pesan entre 1,2 y 1,4 millones de toneladas son remolcados hasta una base de operaciones en Escocia, donde se preparan el hielo y el agua para su transporte internacional.
Sus mercados objetivos están en las zonas carentes de agua de Oriente medio y el norte de África. El proyecto es escalable y depende de la implementación de tecnologías e infraestructuras ya establecidas de manera innovadora y disruptiva. Con tiempo, avances tecnológicos adicionales y una fijación de precios adecuada en el mercado de contado también se podrían usar témpanos de la Antártida como fuentes viables de agua dulce.
Otro nuevo y fascinante nuevo ingreso a los mercados mundiales de agua es el del sistema de Generación Atmosférica de Agua (Atmospheric Water Generation, AWG) SkyH2O, una tecnología patentada que extrae agua dulce y limpia de la atmósfera. Su modelo de negocios es flexible y escalable, porque el AWG se puede implementar de manera distribuida para llegar a los clientes finales, sean estos gobiernos, hogares, o usuarios industriales, comerciales o agrícolas. Su eficiencia en términos de costos frente a alternativas como la desalinización y la destilación depende de la humedad en la atmósfera y el precio de la energía en el entorno de los clientes.
El futuro del agua como una clase de activos significativa depende de la voluntad de los gobiernos —y, en última instancia, de la sociedad en su conjunto— para equiparar precio del agua a su costo marginal social a largo plazo como recurso renovable escaso (incluido el costo de las externalidades ambientales negativas asociadas con su producción y distribución). En el mundo, más del 70 % del agua potable se usa para la agricultura, y la mayor parte de ese uso es gratuito o está fuertemente subsidiado. Los hogares en muchos países también pagan una pequeña fracción del costo marginal social a largo plazo del agua que usan.
Espero y preveo que estas dos anomalías pronto llegarán a su fin. Cada vez se reconoce más la profundización de la crisis de escasez de agua dulce en el mundo, así como la mayor voluntad de los responsables de las políticas de fijar precios adecuados para las externalidades ambientales negativas.
Reconocer que el agua es un recurso renovable escaso, un producto básico transable y un activo negociable no implica quitar importancia a su relevancia única como un bien fundamental para la vida, que muchos ven como un regalo de Dios. Cuando la fijación socialmente eficiente de precios para el agua genera dificultades económicas, es necesaria una respuesta fiscal adecuada mediante asistencia específica al ingreso. Si esto no funciona —tal vez porque el Estado es incapaz de identificar a quienes se ven afectados adversamente por la fijación correcta del precio del agua— podría ser necesaria una tarifa diferencial. Un nivel de agua adecuado para la subsistencia social se debiera proporcionar en forma gratuita o con un precio fuertemente subsidiado, pero todo el uso restante se podría cobrar a su costo marginal social de largo plazo para mantener los incentivos adecuados.
El agua efectivamente se está convirtiendo en una clase de activos. Dentro de una década los fondos negociados en mercados bursátiles de agua y derechos sobre el agua serán parte de la nueva normalidad para los inversores.
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