Precios al consumidor aumentaron 0,1% en agosto, dato por sobre lo esperado que sube las apuestas de una nueva alza de interés por parte de la Reserva Federal en su reunión de la próxima semana.
Después de un julio sin variaciones, la inflación vuelve a subir en Estados Unidos, golpeando las esperanzas de quienes apostaban que alza de precios había llegado a su peak y daría paso a bajas durante los próximos meses.
De acuerdo a lo publicado hoy por el Bureau of Labor Statistics, el Índice de Precios al Consumidor (CPI, por sus siglas en inglés) de agosto en Estados Unidos aumentó 0,1% respecto al mes anterior, con lo que ya acumula una variación interanual de 8,3%. Una cifra por sobre las proyecciones del mercado, quienes por el contrario esperaban una caída de 0,1% en el CPI del octavo mes del año, que marcaría el inicio del retroceso de las alzas en el costo de la vida.
Por su parte, el llamado IPC subyacente, que excluye los componentes más volátiles de los alimentos y la energía, avanzó un 0,6% desde julio y un 6,3% año a año. La vivienda, los alimentos y la atención médica fueron las divisiones que más contribuyeron al crecimiento de los precios, mientras que en la otra cara de la moneda, la baja en el precio de la gasolina (10,6%) compensó las alzas.
Ante este escenario, y con las presiones sobre los precios persistentes, disminuyen las esperanzas de alcanzar en el corto plazo el objetivo de inflación de la Reserva Federal de 2%, por lo que ya se comienzan a ajustar las proyecciones en torno a la próxima reunión de la FED a realizarse la próxima semana: tasas podrían sufrir su tercera alza consecutiva de 75 puntos base.