Aun a riesgo de equivocarme rotundamente con el pronóstico y evaluación en torno a las caídas que se han acumulado en los mercados en los últimos días, el panorama económico parece apuntar más a una corrección en medio de valorizaciones elevadas de los activos, que al principio del fin.
Como contexto, a los mercados les gustan las terminologías que resumen en poquísimas palabras el escenario que enfrentan los inversionistas, las que obviamente se acuñan en inglés. Así es como pasamos de las expectativas de hard landing en Estados Unidos (un frenazo severo de la economía) en 2023, a un no landing en 2024 (una economía que controla la inflación sin hipotecar crecimiento).
Los datos de actividad de Estados Unidos de la semana pasada, con un mercado laboral decepcionante en todos sus frentes, gatilló renovados temores de un hard landing. Y de ahí un ajuste de tasas de interés a la baja, lo que sumado a un modesto, pero muy relevante aumento de tasas por parte del Banco de Japón, terminó en las mencionada caídas de mercados en Asia en la apertura de esta semana, con esquirlas hacia el resto de los mercados desarrollados y emergentes.
Un punto muy relevante, luego de las turbulencias de estos días, es que las tasas de interés que espera el mercado como aterrizaje hacia el mediano y largo plazo se acercaron claramente al 3% en Estados Unidos y a 4,5% en Chile, no muy lejos de los rangos que la Reserva Federal y el Banco Central han comunicado como aceptables para la tasa neutral.
¿Son válidos los renovados temores de recesión en EE.UU.? Las clásicas reglas de curva de rendimiento invertida (tasas de interés de largo plazo menores a las de corto plazo), la regla de Sahm (incrementos de la tasa de desempleo por sobre un umbral), indicadores líderes entre otros, compiten por anticipar la recesión. Sin embargo, algunos de estos llevan un buen tiempo poniendo luces amarillas, mientras la economía sorprende fuertemente al alza.
Cabe recordar que estas son condiciones necesarias para una caída de la actividad, pero no siempre suficientes. Habrá que acumular algo más de información para ver si, por ejemplo, las cifras de mercado laboral terminan siendo persistentemente débiles, o bien siguen una suave tendencia de desaceleración, lo que no justificaría las marcadas caídas de los mercados en estos días.
¿Puede la Reserva Federal solucionar todo esto? Las dos buenas noticias es que: de haber un accidente mayor en los mercados, la autoridad monetaria de Estados Unidos tiene espacio para reaccionar con recortes de tasas de interés más agresivos, y, en segundo lugar, la Fed ya cambió su discurso hacia una mayor preocupación por el empleo, luego de un largo periodo en que solo se enfocó en la inflación (con justa razón). Así, el mercado reafirmó las expectativas de recortes de tasas para las reuniones de septiembre a diciembre, lo que hasta hace solo semanas tenía escasa probabilidad.
¿Qué implicancias tiene esto para Chile? Dos de primer orden. Si las condiciones financieras globales se tornan más complejas, con aumentos de premios por riesgo, caídas de precios de commodities y depreciación de monedas, sumados a una actividad global más débil, se hipotecaría buena parte del buen comienzo de 2024 que tuvimos. La segunda, ante este escenario cabría esperar una respuesta más decidida del Banco Central de Chile para los recortes de tasas de interés que quedan pendientes.
¿Quiere decir esto que la Reserva Federal y el Banco Central cometieron un error al mantener las tasas de interés la semana pasada? Como ya sabemos, con el diario del lunes es fácil decirlo, pero para ser justos, lo ocurrido en los últimos días gatilla escenarios de riesgo que usualmente están en la parrilla de las autoridades monetarias, pero que deben materializarse en alguna medida para llevar a corregir el ritmo de los ciclos de tasas de interés (acá no caben las apuestas que habitualmente hace un inversionista).
Adicionalmente, este episodio nos muestra que reducir los análisis a un abanico limitado de variables reales y financieras, por muy relevantes que ellas sean, es sobre simplificar los escenarios posibles. Así, es esperable la cautela con la que se conduce la política monetaria por parte de los bancos centrales.
Con todo, un punto muy relevante es que luego de las turbulencias de estos días, las tasas de interés que espera el mercado como aterrizaje hacia el mediano y largo plazo se acercaron claramente al 3% en Estados Unidos y a 4,5% en Chile, no muy lejos de los rangos que la Reserva Federal y el Banco Central han comunicado como aceptables para la tasa neutral (a la que converge la política monetaria en equilibrio) hasta ahora. Tal parece que el remezón logró ciertos consensos que habían sido esquivos en el último tiempo.
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