Avance del Producto Interno Bruto estuvo por debajo de las proyecciones realizadas a partir de los datos del Índice Mensual de Actividad Económica que apuntaban a un avance de 2,7% durante el año pasado.
Tras dos años marcados por los contrastes, con una caída de 6,1% en el 2020 y un salto de 11,7% en 2021, el 2022 fue un año de normalización para la economía local. Este lunes el Banco Central informó que el Producto Interno Bruto (PIB) cerró el año pasado con un crecimiento de 2,4% respecto al año precedente, cifra menor a la expansión de 2,7% anticipada con los datos preliminares del Índice Mensual de Actividad Económica (Imacec)
“Una parte importante de la diferencia se explicó por la revisión de siete décimas a la baja registrada en el cuarto trimestre”, explicó en su informe el instituto emisor.
"Destacó el crecimiento de la demanda interna en el primer semestre, impulsada por el consumo, y su posterior ralentización en la segunda parte del año", plantea el documento. Desde la perspectiva del origen, el informe explica que "el resultado fue liderado por los servicios, en particular los personales, empresariales y de transporte. En contraste, la producción de bienes exhibió una caída, siendo la minería y la industria manufacturera las de mayor incidencia en este resultado. En tanto, la actividad comercial también se redujo, consistente con la caída en el consumo de bienes".
En términos desestacionalizados, el instituto emisor señala que "el PIB aumentó marginalmente en el último trimestre respecto al período anterior, incremento liderado por una aceleración en las actividades de minería y comercio, efecto compensado casi en su totalidad por una reducción en transporte".
Respecto a la demanda interna -al igual que el PIB- ésta registró una evolución decreciente durante el 2022, acumulando para el periodo un crecimiento de 2,3%. "El consumo privado fue su principal impulsor, seguido por la formación bruta de capital fijo (FBCF) y el consumo de gobierno", apuntaron.
En ese sentido, el aumento del consumo de los hogares (2,9%) respondió a un mayor gasto en servicios, en línea con el levantamiento de las restricciones sanitarias asociadas a la pandemia. En cambio, el consumo en bienes durables y no durables se redujo, en respuesta a la normalización de la liquidez de los hogares respecto al año anterior marcado por las ayudas fiscales y los retiros previsionales.
En cuanto a la inversión, sufrió una baja de 0,3%, resultado que se explicó "por una menor acumulación de existencias, la que alcanzó un ratio de 0,6% del PIB, a precios del año anterior. Por su parte, La FBCF creció 2,8%, impulsada tanto por el componente de construcción y otras obras, como por el de maquinaria y equipo".
Sobre comercio exterior, tanto las exportaciones como importaciones de bienes y servicios aumentaron, con expansiones de 1,4% y 0,9%, respectivamente. En ambos casos, el resultado fue impulsado por el desempeño en los servicios, mientras que el intercambio comercial de bienes se redujo.
Acorde a cifras con ajuste estacional, la demanda interna se desaceleró durante todo el 2022. En el último trimestre, destacaron por su incidencia la variación de existencias y el consumo de bienes no durables. El ingreso nacional bruto disponible real creció 1,5%, aumento menor al observado en el PIB, explicado principalmente por un deterioro en los términos de intercambio.
Además el Banco Central informó que el 2022, la cuenta corriente registró un déficit de US$27.102 millones, equivalente a 9% del Producto Interno Bruto (PIB). Este resultado se explicó por las rentas de la inversión extranjera en Chile y el déficit de la balanza comercial de servicios; en tanto, la balanza comercial de bienes resultó positiva.